Bueno. El avión moló tremendamente, sobre todo el DESPEGUE y el ATERRIZAJE. Me tocó con Nico, y estuve escuchando música con él, en especial Uptown Funk. Daniela me tuvo que dar un un truco para sobrellevar la presión del avión. Al aterrizar, no me creía lo que estaba pasando. ¡Yo, en Inglaterra! Luego, en el aeropuerto, hice mi primera compra con libras y peniques: compré palomitas :D y agua, que me estaba muriendo de sed.
Después comí el bocata tortilla que mi madre me había preparado, y fuimos en autocar (¡dos horas!) hasta Hastings, el pueblo costero donde nos alojaríamos.
La residencia donde nos alojamos era muy bonita aunque poco espaciosa, y tenía buenas vistas aunque escaleras en mal estado. Aun así, la habitación que me tocó estuvo genial. Con mis compañeros de "room" me lo pasé genial, ya que Gabi, Quique, Marcos V., Álvaro e Iván son bastante amigos míos la mayoría.
Por la tarde (estábamos rendidos pero estiramos las piernas un poco) dimos una vuelta por el pueblo.
Vimos algunas tiendas de chuches, la playa (de piedras), una escalinata con múltiples villas situadas en diversos recodos, una pradera verde en la que hicimos la croqueta y varias fotos, un parque en el que disfrutamos a nuestra manera...
Luego fuimos a cenar a la residencia unos filetes rusos, patatas con perejil y judías verdes, todo con mucho ajo para que pique mucho. Di que sí. Además, de postre tomamos un bollo con chocolate y relleno de nata. Estos ingleses... ¡La fruta pa' cuando! (esto explica dónde se originó el escorbuto xD)
Luego nos duchamos (hubo un poco de follón porque era el primer día), y hasta las 22:30 nos dejaban hacer lo que quisiéramos (dentro de un límite, claro) y a esa hora bajábamos las pulsaciones. Era lógico, pues cada día nos levantábamos a las 6:30 y teníamos que descansar.
¡Hasta el próximo capítulo!
Día 2: Cambridge
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